miércoles, 7 de marzo de 2012

¨ENCHANTED¨ BY: annie*

Nota: Okay, después de unas largas vacaciones para mi mente, he decidido volver.
Lamentablemente perdí todos mis escritos buuh :( en fin, tuve que volver a escribir Enchanted, es nueva historia, blah bla blah... disfrutenla (:



One-Shot
Enchanted
Shipping: Roger/Carla – Rogarla
One-Shot
Rating: K+

•••••

Enchanted

Era un jueves como cualquier otro para ella, siguió su rutina de siempre. Por las mañanas darse una ducha, desayunar, ir a la universidad, después, antes de ir a su departamento llegar a su café favorito, caminar un poco por Central Park y sentarse un rato a leer su libro favorito. Llevaba 3 años viviendo en Nueva York, ahora con 20 años, había decidido terminar su carrera en esa ciudad tan grande, sentía que tenía más oportunidades ahí.

Estaba perdida en las palabras del autor, que al principio no noto al joven que se sentó junto a ella, fueron sus palabras las que la hicieron volver.
El Alquimista, es un libro interesante” El intento iniciar una conversación.
Ella simplemente sonrió.
Paulo Coelho es uno de mis escritores favoritos” El chico insistió.
Ella dejo escapar un pequeño suspiro.
El joven comenzó a dudar. Tal vez me equivoque y ella no habla español o tal vez no le interesa mi presencia en lo absoluto. Se preguntaba una y otra vez.
Se sentía como un gran tonto, pero había algo de especial en ella.
“Lindo día, ¿no?” La tercera es la vencida.
Pero para su mala suerte la chica cerro su libro, se puso de pie y se marcho sin decir ni una sola palabra. Miro una vez más el lugar que ella ocupo unos minutos atrás y lo único que quedo ahí fue el café que, supuso, era de ella, Starbucks; por supuesto. Ariel, estaba escrito por nombre. Acaso ¿ese era el nombre de la chica misteriosa? Y casi ni lo había probado, estaba casi lleno.
Se quedo unos minutos más, y después se fue a casa. Ya era noche, y aun no podía conciliar el sueño, no podía sacarse de la mente a esa chica que vio, incluso aun podía oler su perfume, vainilla.

No podía dormir, pero nunca le paso por su mente que ella tampoco pudo dormir esa noche.

Ella también le había prestado atención, pero estaba decidida a que si él en verdad estaba interesado, la iba a buscar, justo como en los cuentos de hadas.
Damn, los cuentos de hadas no existen, cuando vas a aprender, perdiste tu oportunidad con él. Ahora nunca sabrás si hubiera sido el comienzo de una linda amistad. Esas palabras estuvieron en su cabeza por casi dos semanas.

¿Por qué no podía sacarlo de su mente? Solo era un chico más, si; un chico más que dejo escapar. Tenía que concentrarse, se venían exámenes muy importantes y no iba a echar todo a perder por un extraño.
Él por su parte, se había decidido a encontrarla, que mas podía hacer, no podía sacarla de su cabeza, durante una semana recorrió casi todos los Starbucks posibles, esperando que tal vez, solo tal vez ella entrara y la volviera a ver.

Y ahí estaba él, sentado en la ultima mesa del fondo, intentando tomar un café que ni siquiera recordaba que había pedido, solo estaba interesado en las personas que entraban y salían. Así pasaron casi 3 horas, ya estaba haciéndose a la idea de que ella no iba a venir, y justo cuando menos se lo imagino, ella entro y su mundo tuvo sentido otra vez, la vio reír un par de veces con la cajera, que al parecer eran amigas.
Ella ni siquiera se dio cuenta de que él estaba ahí, hoy había sido un día difícil para ella, simplemente se había levantado con el pie izquierdo, así que en cuanto le dieron lo que pidió se marcho, solo quería llegar a su departamento, acostarse en su cama y ver un maratón de The Vampire Diaries. Iba camino al metro, ese día decidió tomar el metro ya que a como había empezado su día, no quería arriesgarse a algún accidente de auto, llevaba los audífonos puestos, quería evitar el ruido de la ciudad. Su primer instinto fue cerrar los ojos, dar media vuelta y arrojarle toda su bebida a quien sea que puso su mano sobre su hombro.

Pero que equivocada había estado. De pronto sintió como sus mejillas se pusieron rojas como un tomate, era él.
“¡OMG! Cuanto lo siento, perdóname, yo no sabía, yo… cuanto lo siento” Ella no pudo evitarlo, dejo escapar una carcajada. “Perdón” Dijo finalmente con una sonrisa, llena de disculpas.
“No te disculpes, fue culpa mía. De ahora en adelante tendré en cuenta no acercarme a nadie cuando recién compraron algo de Starbucks” Le devolvió la sonrisa.
“Así que estas admitiendo que me seguías” Intento ponerse sería.
“¿Que? ¡No! Yo… bueno si pero, no es lo que parece” Era tan lindo cuando estaba muy nervioso.
“Descuida, solo jugaba. Eres el chico del parque ¿cierto?” Comenzaron a caminar juntos.
“La verdad si, por un momento creí que te molesto mi presencia” Bien, ya lo había dicho.
“No, no es eso.” Se detuvo por un instante y se le quedo viendo en silencio “Me agradas, pero no eres de aquí, tienes ese acento cuando hablas”
“Si, soy de México, del norte para ser mas preciso” Se dio cuenta que la acompaño hasta el metro.
“¿En serio? Igual yo pero a diferencia de que ahora vivo aquí, en fin. Fue un placer conocerte…” Ya tenía que irse, pero no sin antes saber su nombre.
“Roger” Le ofreció su mano.
“Soy Carla” Estaba por irse pero algo la detuvo, quería seguir en contacto con Roger. “Al parecer te has tomado la molestia de acompañarme hasta aquí, y yo te he dejado” Miro su camisa, definitivamente valió la pena haber desperdiciado su dinero en ese café. Saco un papel y una pluma, y anoto su número. “Llámame” Le dio un beso en la mejilla y se marcho.
Si, definitivamente valió la pena.
15 minutos después, su celular comenzó a sonar.
Carla sonrió para si misma “Hola” No conocía ese número.
“Solo quería asegurarme” Fue lo único que pudo decir.
Y así comenzó su amistad, por 6 meses salieron, se conocieron, y ninguno quería admitir que estaban enamorándose aunque todos sus amigos les decían que parecían una pareja, solo les hacía falta volverlo oficial.

Era noche de películas en el departamento de Carla, ella se encontraba recargada a su lado, pero Roger no le prestaba atención a la película, tenía que decírselo.
“Me voy a ir” Lo dijo, así de simple.
“¿Tan temprano? Pero si aun no termina la película” Ella no comprendió sus palabras.
“No Dina, me voy a ir” Le repitió una vez más.
Entonces entendió, se sentó de golpe, no sabía que decir. Entonces lo miro “Te vas así como por unos días ¿cierto?” Ella sabía que no sería por unos días, pero aun así tenía que preguntar.
“No” La miro llorar, quiso tomar su mano pero ella no lo dejo y se puso de pie.
“Yo pensé” No podía hablar, quería gritar pero tenía que estar en calma, o al menos intentarlo “Pensé que nosotros” podríamos tener algo lindo, pero no lo dijo.
“Y yo pensé que tal vez tú podrías volver…” Se puso de pie al igual que ella.
“No, tu sabes que mi vida ahora esta aquí. Lo sabías, y aun así...” Dolía mucho, se había enamorado “Vete Roger, no quiero verte, tu lo sabías… sabías que toda mi vida estaba aquí, ¿Por qué tenias que arruinarlo? ¿Por qué?”.
Pensaron que ese día habían acabado con todo.

Y 6 años después.
Carla nunca imagino que lo volvería a encontrar.

Tenía que ser en un Starbucks, los años no le hicieron justicia, esta… oh shit, ¿y ella quien es? ¿Por qué toma su mano? OMG pero que anillo, damn debe ser su prometida, o acaso pensaste que iba a esperarte. Ya me vio, ya me vio, que hago.

No lograba entender por qué se sentía así.
Roger si la vio y la reconoció al instante, pero no entendía porque se había ido tan deprisa “¿Carla?” La siguió, casi tuvo que correr para alcanzarla “Carla, espera”
Carla se detuvo, no tuvo otra opción “Roger, que sorpresa” solo sonríe, se repetía una y otra vez.
Él no pudo evitarlo y le dio un gran abrazo, la había extrañado demasiado “Desde cuando estas aquí, si hubiera sabido…” Estaba feliz por verla después de 6 años, habían perdido contacto desde hace mucho tiempo.
“Llegue hace un par de días” Sus sentimientos por él nunca cambiaron, fue por eso que sus relaciones pasadas nunca funcionaron.
“Por qué no regresas, te quiero presentar a…” No pudo terminar la frase, ella lo interrumpió.
“No, es que recordé que tengo que… tengo muchas cosas que hacer, tengo que irme” Claro que no iba a quedarse para que le presentara a su prometida.
Tomo su mano para impedir que se fuera “Anda solo serán unos minutos” Sonrió.
Los sorprendió alguien más “Roger, ¿quien es ella?” Una persona desconocida para ella, pero para él no.
“Te presento a Carla Medina” Le dijo muy orgulloso de si mismo.
Genial a conocer a su… “Así que tu eres la famosa Carla, Roger nunca para de hablar de ti. Soy Andrea, pero puedes llamarme Andy” Le ofreció su mano, y Carla la saludo por no ser descortés, pero ¿Por qué iba Roger a hablarle de ella?
“Mucho gusto” Comenzaba a sentirse algo incomoda.
Roger por su parte, se dio cuenta de lo que sucedía “Sabes, deberías venir a la boda” iba a disfrutarlo por unos minutos.
“Es verdad, estas completamente invitada” Andrea se miraba demasiado entusiasta.
“No se, no creo que tenga tiempo” Miró a Roger, claro que noto que intentaba contener su risa, se dio cuenta.
“Sería una lastima que no fueras, mi hermanito aquí presente aun no tiene con quien ir” Andrea le confeso con una gran sonrisa.
Su hermano, lo voy a matar “Lo pensare” Así cambiaban las cosas.
Andrea se despidió de ambos, y se marcho.
Un segundo después ella le dio un golpe en el brazo.
“¡Oye!” Roger se quejó.
“Sabias lo que pensaba y no dijiste nada” Se sentía mucho mejor sabiendo que era su hermana y no su prometida a la que acaba de conocer, aun así.
“No te preocupes, nadie a logrado ocupar tu lugar” La conocía tan bien, era bueno tenerla de vuelta.
Esa noche hablaron sobre sus vidas, que habían hecho esos últimos años y claro ella acepto acompañarlo a la boda de su hermana.

Los días pasaron y fue como volver a empezar en donde se quedaron, no parecían dos extraños sino todo lo contrario, y claro sus familias notaron el cambio en ellos, los dos parecían más felices, estaban completos.

El día de la boda, ella conoció a la familia de Roger, quien por otra parte ya había tenido la oportunidad de conocer a la familia de Carla.
Era una noche serena, tranquila, ambos se alejaron un momento de la fiesta.
“Hay algo que nunca pude decirte…” Comenzó a decirle mientras acariciaba su mejilla, y con la otra mano rodeaba su cintura “el día en que nos conocimos” La miro a los ojos “Encantado de conocerte*” Sonrió una vez más.
“Sabía que eras tú” Rompió el pequeño espacio que quedaba y sus labios se unieron, sintió como su mundo se puso de cabezas, mariposas en el estomago y sobre todo amor, y vaya que sabia besar. Si, definitivamente valió la pena esperar.

Ese no era el final, es el inicio de su propio cuento de hadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario